Yo de mayor quiero ser como Alicia Borrachero, médica ¡no!, ¡PERIODISTA!. Esa generación, nacida hacia la mitad de los 80, no podía presagiar el trauma que una serie de ficción les provocaría. Protagonizada por Alicia Borrachero (entre otros), la serie “Periodistas” creó en la mente de unos inexpertos muchachos una profesión que se desvía un poco de la realidad.
Muchas niñas crecieron con esta serie, imaginándose en aquella redacción del periódico cuya única misión era la de cotillear con la secretaria, comer donuts y ligarte al jefe, ¡qué resulta, que está “bueno”!. ¡Venga ya!, por mucho “bio” que se tomen, ningún jefe de redacción puede estar tan apetecible como Coronado ¡no nos engañemos!. Así, mentidas por las series de ficción, comenzaron a engordar las listas para acceder a la carrera universitaria de periodismo. Y es entonces, cuando ves que los horarios, el trabajo, los compañeros, los becarios o los jefes de la serie no se asemejan con la realidad.
Eres becaria, y por lo tanto, novata: tus temas serán, una y otra vez, rechazados y tus textos, punto por punto, corregidos. En ese momento es cuando te das cuenta que no eres la hija del jefe como en la famosa serie de televisión y si lo eres... no te liarás con los fotógrafos, porque te odiarán por "enchufada" (eso sólo lo podía hacer Isabel).
Tras estas decepciones llega la más grande: en la vida real, no tiene cabida el periodismo de investigación de la miss, convertida en actriz y presentadora, Esther Arroyo. El robo de una joyería, no es más que eso, 20 segundos en radio o televisión o 10 líneas en un periódico. Con ello, no podremos destapar la red de tráfico de objetos preciosos de un grupo mafioso a quien ciertos políticos, famosos en el panorama nacional, financiaban, como Esther podía hacer cada lunes. Es decir, no tendrás portada, ni titulares y, mucho menos, una reconocida y merecida fama por destapar todo ello. Sigues siendo una becaria.
Esta realidad provocó que muchos de aquellos jóvenes que comenzaron ansiosos, por actuar más como detectives que como periodistas, abandonaran su "idealizada" carrera.
Pero no podemos culpar sólo a una serie, las confusiones vienen ya desde el instituto. Pensar en montar nuestra propia revista como “Magazine Bulevar” de la serie “Al salir de clase”, caracterizado por historias propias de premio Pulitzer, ¡es soñar!. En tu instituto, como mucho, llegarás a publicar un altercado en los baños de “tías”. Y es que no es lo mismo tu instituto lleno de jóvenes con las hormonas alteradas que un instituto donde un hombre se dedique a secuestrar a todas chicas, ¡eso sólo le pasa a la hija de Rocío Dúrcal!.
El colmo es la nueva generación, los jóvenes de 13 años vuelven a soñar con ser periodistas, ahora no de periódico sino de televisión, de la mano de Lidia Bosch. “Motivos Personales” nos dio esa perspectiva de una valiente presentadora de informativos que se mete en lugares prohibidos, oscuros y por la noche, en plan periodismo de investigación. La noticia está a tu lado, tú eres muy valiente, sabes que no te pasará nada porque eres tan buena que sales ilesa de todo peligro que casualmente lo creas tú, y sigues descubriendo y lanzando una y otra exclusiva. ¡Qué buena periodista! Nunca escribe nada, pero se mete en lugares tan “chungos” como Esther Arroyo
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